¿Te han roto el corazón y has terminado llorando a mares mientras comes un gigantesco bol de helado?
¿Has tenido un mal día en el trabajo y necesitas relajarte tomando algo con tus amigas o pareja?
¿Estás en casa sin nada que hacer y vas directa hacia la nevera para ver si queda chocolate o algo dulce para matar así el aburrimiento?
Si tu respuesta es sí a alguna de estas preguntas (o a todas) es que, alguna vez que otra, has sucumbido al hambre emocional.
Si quieres indagar un poquito más sobre qué es el hambre emocional, cómo influye en la relación que tenemos con la comida y cómo podemos diferenciarla del hambre real para intentar comprender sus efectos, quédate conmigo y sigue leyendo para descubrirlo.
1. Hambre emocional. Qué es y sus causas
Podemos definir el hambre emocional como el acto de comer sin tener en realidad hambre física.
Es un hambre provocada por la sensación de tener necesidad de alimentarnos basada en emociones, como pueden ser la tristeza, la ansiedad o el aburrimiento, entre otras.
La vinculación entre el hambre y los sentimientos se crea en el mismo momento en que nacemos y somos arropados y alimentados por nuestra madre.
Es en ese preciso momento de contacto piel con piel donde volvemos a sentirnos seguros, protegidos, con calma y amor, tal y como habíamos estado durante los 9 meses previos dentro de la barriga de mamá.
Junto con esta sensación de calidez y cariño, descubrimos nuestro primer sabor: el dulce. Eso se debe a que el calostro de nuestra madre tiene sabor dulce de manera natural.
Por lo tanto, es normal recurrir en momentos de tristeza o ansiedad a la comida, buscando ese sabor dulce que nos transporta a un lugar seguro, como si volviéramos a estar en los brazos amorosos de mamá.
Pero es también durante nuestra infancia que, sin maldad, nuestros padres o familiares nos recompensan o nos castigan por nuestros actos a través de los alimentos.
Seguro que te sientes identificada con frases como “si terminas los deberes pronto, iremos a comprar un helado” o “si no te comes ahora las acelgas, te las comerás para cenar”.
1.1. ¿Es malo tener hambre emocional?
Estas conductas, a priori inofensivas, se han quedado grabadas a fuego lento en nuestros cerebros y, en la edad adulta, pueden perjudicarnos provocando que tengamos una relación insana y poco nutritiva con la comida.
Contestando a la pregunta de si es malo tener hambre emocional, cuando recurrimos a la comida para sentirnos reconfortadas, no, no es malo, nos pasa a todas.
El problema aparece cuando, sin ser conscientes, empezamos a tener conductas impulsivas con respecto a nuestra alimentación.
Cuando intentamos calmar lo que sentimos con la comida, como si tuviéramos que enterrar todo el torrente de emociones que sentimos, para evitar así pensar en el motivo real de lo que nos está ocurriendo.
En estos casos, donde siempre se recurre a comida insana como primera opción y de manera inconsciente, en vez de gestionar la emoción y sentimientos, sí que puede ocasionar inconvenientes el hambre emocional, provocando en algunas ocasiones ciertas enfermedades físicas y trastornos psicológicos.
¿Qué hacer en estos casos? Deberías recurrir a un experto en nutrición y/o psicología, y en muchos casos es necesaria la intervención de ambos profesionales, para intentar ahondar en el problema principal y encontrar una solución. De este modo podrás tener un vínculo consciente con tu nutrición.
No obstante, vamos a seguir profundizando en el tema para saber si nos alimentamos siempre a través del hambre emocional.
2. Hambre emocional vs hambre real ¿Cómo las diferenciamos?
El hambre real es un hambre por necesidad fisiológica que todo ser humano tiene y necesita para obtener la energía necesaria para vivir.
Es un hambre que se siente en el estómago y que va aumentando, lentamente, de intensidad a medida que la energía de nuestro cuerpo se va agotando.
Tras satisfacer este tipo de hambre (es decir, tras comer), nos sentimos saciadas y tranquilas.
En cambio, el hambre emocional aparece aparentemente de la nada, de manera rápida, no se sacia aun comiendo y normalmente le siguen sentimientos de culpabilidad y vergüenza.
Otra de las diferencias que podemos encontrar es que al hambre real se sacia normalmente con comida saludable (fruta, verdura, legumbres, etc).
En cambio, una característica del hambre emocional es que el cuerpo te pide siempre comida hipercalórica y ultra-procesada (bollería, helados, pizza, etc).
¿Podemos hacer algo para controlar este impulso? Sí, y ahora te lo cuento.
3. Cómo combatir el hambre emocional
Existen ciertas prácticas o herramientas que podemos seguir para intentar controlar el hambre emocional y calmarlo. Te las detallo a continuación:
Organiza un menú semanal sano y equilibrado
Planificar de manera equilibrada y consciente aquello que vas a comer durante la semana e ir a la compra con una lista de ingredientes y alimentos a comprar, evitará que caigas en la tentación de comer impulsivamente y/o comprar productos que no te aporten los nutrientes necesarios.
Ingiere más cantidad de vegetales
Sigas el tipo de dieta (hábitos alimentarios) que sigas, es decir, puedes seguir una dieta omnívora, vegetariana, vegana, etc., procura que la base de esta sean los vegetales (verduras, frutas, frutos secos, cereales, legumbres, algas, semillas), así como fermentos naturales. Muchos de los vegetales contienen carbohidratos (azúcares naturales) además de vitaminas y minerales.
Evita tener alimentos calóricos & ultra-procesados en casa
Si no tienes a tu alcance esos productos altamente calóricos y ultra-procesados (dulces o salados) que te apetece comer en momentos de ansiedad, tristeza, o aburrimiento, no podrás caer en la tentación de comerlos aun queriendo. En vez de eso, ten siempre disponibles “dulces saludables” como frutas o dulces que hayas realizado tú misma de alguna receta con ingredientes naturales.
Realiza ejercicio físico
No es necesario realizar ejercicio de alto rendimiento ni tan siquiera ir al gimnasio, simplemente basta con tener una vida más activa (andar, nadar, correr, realizar ejercicios suaves de tonificación y flexibilidad ,practicar deporte consciente como yoga, pilates, etc) para que te ayude a eliminar el estrés y con ello, evitar esta sensación de querer comer compulsivamente.
Practica el Mindful eating o alimentación consciente
Es una variante del mindfulness (o meditación consciente) donde comer se convierte en una experiencia consciente de calma y tranquilidad, en donde prestamos atención al acto de comer mientras nos nutrimos. Hay muchas maneras y técnicas para practicar el mindful eating. Haz clic aquí para leer mi artículo sobre el Mindful Eating.
Aprende a gestionar tus emociones
No existen emociones buenas y malas. Todas las emociones que se generan en nosotras tienen el derecho a ser manifestadas, abrazadas, escuchadas, comprendidas y transitadas. Las emociones nos traen información que debemos atender para habitar una mente y cuerpo saludables y vivir una vida más consciente y con mayor bienestar.
Ya hemos averiguado que el hambre emocional es:
- Un hambre que nace de nuestras emociones.
- Una sensación que no siempre es mala, salvo cuando se vuelve un hambre impulsiva y recurrente en nuestro día a día.
También hemos aprendido a diferenciarla de nuestra hambre real, la que existe a raíz de una necesidad fisiológica y te he facilitado algunos consejos para poder calmarla.
Ahora nos queda sólo una cosa más por hacer:
¿Quieres saber si tienes hambre emocional?
Espero que te haya parecido interesante la información de este post y estaré agradecida de recibir comentarios o preguntas al respecto.
Te leo desde el alma y con mucha gratitud
Eres increíble, tu información es alimento para el alma! Gracias por tanto!
Bienvenida Pilar,
Muchísimas gracias por tus palabras, calidez y amor. Recojo tu mensaje con aprecio y gratitud.
Te invito con todo mi corazón a que te sientas en el hogar en esta comunidad creada con mucho cariño y consciencia para aportar un mayor estado de salud y bienestar integral.
Gracias a ti por formar parte y plasmar tu esencia.
Te siento, te veo.
Un abrazo grande y dulce
Bàrbara
Me encantó lo que leí.. engorde 20 kilos x muchas cosas que me pasaron en solo 1 año.. no me daba cuenta xq solo quería comer comida chatarra o dulces. Estoy tratando de cambiar pero me cuesta muchísimo
Bienvenida Debora,
Muchas gracias por tus palabras y calidez, por compartir tu sentir y experiencia.
Te siento y te comprendo. Y si me permites abrazo tu camino.
Todos/as vivimos circunstancias que muchas veces son difíciles de transitar. Las emociones juegan un papel fundamental en nuestro vínculo con la alimentación y nutrición, sin duda.
Deseo con todo mi corazón que en estos momentos tu situación esté estable y te sientas bien, y quisiera hacerte saber que si así lo sientes y consideras será un honor poder recibirte.
Te invito con todo mi afecto a que puedas suscribirte al blog para poder recibir artículos de diferentes temáticas relacionados con la Nutrición Humana y Consciente bajo una mirada integrativa.
Muchas gracias por dejarme sentirte y dejar tu esencia en este espacio, nuestra comunidad.
Un abrazo grande y dulce
Bàrbara